Durante los años 80 y 90 y antes de aparecer los rocódromos, el
muro de los Peligros era lugar de entrenamiento y uno de los sitios de
aprendizaje para los escaladores de la región. Aquí se entrenaba a base de
largas travesías de ida y vuelta, que en muchas ocasiones se hacía hasta
10 veces sin bajar.
Escalar sus vías, tenía todo el encanto que podamos encontrar en
escuelas de roca natural, porque sobre todo el Muro, era el lugar de encuentro
y reunión de todos los escaladores.
Hoy, como hace algunos años, hemos descubierto la
dificultad de lo vertical, en un lugar al aire libre idóneo para progresar.
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