La escalada no solo es un deporte. La otra forma de vivir la
experiencia la encontramos en la variación de rocas y paisajes.
Cada tipo de roca tiene su forma de agarrar y pisar. El granito lo
escalamos de frente o en oposición, muchas veces sin pisar nada en concreto.
La roca blanda la tratamos con cuidado de no descomponerla y la
caliza con mucho tacto para no cortarnos las yemas de los dedos.
Escalar en zonas volcánicas te llena de energía. En arenisca se mete arenilla por las orejas y los ojos y en la costa las rocas te
impregnan de su textura marina.
La piedra también tiene su olor y ninguno de sus recorridos es
igual a otro.
Mancha roja. Cicera
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